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Los Drusos y la Nakba (Otro apunte sobre el pueblo druso)

  • sebastiancote-pabo
  • 9 mar 2022
  • 7 Min. de lectura

En su libro “The Druze between Palestine and Israel, 1947-49”, Laila Parsons concluye que la clave para entender el comportamiento político de los drusos durante la guerra civil palestina y la posterior guerra de independencia o Nakba (literalmente “desastre”) reside en cálculos políticos pragmáticos; en cálculos racionales. A pesar de que en ocasiones resulta muy difícil estudiar los caóticos años que enmarcaron la creación del Estado de Israel, es posible juntar otra clase de consideraciones a la hora de elaborar interpretaciones plausibles de muchos de los eventos de esta época.


Sultan al-Atrash

Dichas consideraciones no son del todo académicas pues no pueden ser medidas de una forma estrictamente científica y porque al referirse a ellas se debe dejar de lado todo tipo de corrección política. Afortunadamente la ciencia es sólo una manifestación entre muchas de la capacidad humana para reaccionar intelectualmente ante lo real. En este sentido, y para comprender mejor la posición del pueblo druso durante este periodo, se debe recurrir a una serie de ideas que, aunque no tuvieron mucho sustento en la realidad concreta, sí tomaron considerable fuerza como herramientas populistas en el discurso político de dicha época. Me refiero específicamente a conceptos tales como Nación, Lealtad, Honor (Sharraf) y Traición.


Teniendo en cuenta que la cooperación con el sionismo fue una característica central de la sociedad palestina durante la época del Mandato Británico, la alianza de ciertas familias drusas con el sionismo no fue en modo alguno un asunto exclusivo. En otras palabras, todos los habitantes árabes de Palestina, sin importar su religión, se enfrentaron a la duda de luchar contra el sionismo, con el sionismo o permanecer neutrales, en una época de mucha confusión e incertidumbre. Por lo tanto, estudiar el comportamiento de la comunidad drusa a partir de sus particularidades religiosas no es el método más adecuado. Si nos centramos en el principio religioso druso de “apoyar al lado más fuerte” o al bando que gobierna, cómo explicar entonces que, en 1260, durante la famosa batalla de Ayn Jalut, hubiese combatientes drusos tanto del lado mameluco como del lado mongol. ¿Cómo explicar también las constantes revueltas drusas contra la autoridad Otomana o contra los franceses en Siria en 1925?[1]


Pienso que, para explicar estos eventos, así como la cooperación con el sionismo, es necesario tener en cuenta el carácter tribal del pueblo árabe y lo que eso implica. En ese sentido, las rencillas entre las principales familias drusas jugaron un papel central a la hora de tomar partido por un bando. En el Jabal al-Duruz[2] por ejemplo, una de las razones por las cuales el principal líder de los drusos sirios, Sultan al-Atrash, decide oponerse a Francia en 1925, fue la de obtener una mayor preponderancia y eclipsar a otros miembros de su misma familia (como Salim que cooperó con los franceses). En Palestina por su parte, la familia Khayr de Abu Snan vio la oportunidad aliarse con el sionismo para prevalecer sobre la familia Tarif de Julis que administraba Nabi Shueyb[3]. Después de la creación del Estado de Israel, las familias Khanayfis de Shfaram y Abu Rukn de Isfiya tratan también de mancillar el nombre de familia Tarif y arrebatarle la administración de Nabi Shueyb. Es cierto que algunos miembros de las familias Abu Rukn y Khanayfis fueron asesinados entre 1938 y 1939 en el marco de las revueltas árabes y su alianza con el sionismo fue una forma de vengar su honor. También es cierto, no obstante, que dichas familias recibieron mucho dinero por parte de la Agencia Judía para mantener y promover la neutralidad entre los drusos. Sólo así se entiende que la familia Khanayfis haya seguido colaborando con el movimiento sionista incluso después de haber pactado una sulha (reconciliación) en 1939 con sus victimarios.

En efecto, además de las rencillas familiares, el dinero jugó un papel fundamental a la hora de establecer lealtades. La Agencia Judía pagó buenas sumas de dinero a los drusos, no sólo a los miembros de las principales familias de Palestina. También todos los contactos sirios fueron recompensados. Según Parsons, una de las principales razones por las cuales el plan de transferencia de los drusos en Palestina al Jabal al-Duruz se frustra es porque no hay suficiente dinero para pagarles por su tierra. Este episodio puso en jaque la alianza del sionismo con los Khanayfis y Abu Rukn, y especialmente con Sultan al-Atrash. En efecto, al decir de Eliyahu Epstein (prominente arabista de la Agencia Judía), Sultan al-Atrash iba a ser el mayor beneficiario económico y político de la transferencia porque era la forma de que el Jabal se incorporara a Transjordania y así imponerse sobre los miembros de su propia familia. Finalmente, el negocio fracasó en 1939 y esto fue sin duda la Nakba personal de al-Atrash.


Es interesante observar los cambios discursivos de Sultan al-Atrash. Cuando existía aún la posibilidad de ejecutar el plan de transferencia (y a pesar de la ambigüedad de este personaje) Sultan se encuentra con Abba Hushi (secretario de la Histadrut)[4] y le manifiesta que espera que se materialice el plan de partición y que será un aliado del futuro Estado de Israel. En cambio, en 1948, Sultan proclamó la unidad drusa con la causa árabe apelando de nuevo a la idea de honor a la que acudió en 1925 para formar un liderazgo en contra de Francia, convocar a las familias drusas y movilizar masas. Estas fueron las palabras de Sultan al-Atrash pronunciadas en septiembre de 1948 para oponerse al recién creado Estado de Israel:


Como hombre, debemos levantarnos para proteger el patrimonio de nuestro hogar nacional que nos legaron nuestros antepasados. Tenemos dos opciones: la vida con honor después de expulsar al enemigo de nuestras tierras, o la muerte con honor en el altar de la libertad.


Cuando en octubre de 1948 se le preguntó a Sultan sobre los rumores de que los drusos en Palestina no cooperaban con los ejércitos árabes, respondió:


Niego estas acusaciones porque los drusos no son conocidos por su cobardía y traición y está en su naturaleza levantarse contra los opresores... no toleraremos que los drusos sean descritos como negligentes. He escrito a los notables drusos [en Palestina] y los he llamado a estar al lado de sus hermanos en el país y luchar con su coraje habitual.


Cabe dudar que Sultan hubiese dado esta declaración si se hubiera llevado a cabo el Plan de Transferencia y, en consecuencia, hubiese recibido una comisión sustancial. Vale la pena mencionar igualmente que, pocos años después, cuando se confirma la conscripción de los varones drusos al ejército israelí, Sultan se refiere a los judíos como “colonialistas”.


Al final habría que preguntar en este contexto qué es traición, qué es honor y qué es nación. Ideas elásticas, ciertamente. Después de la Nakba no sólo los drusos fueron acusados de traidores, también la Liga Árabe, el Rey Abdallah, los palestinos musulmanes y cristianos que vendieron su tierra, etcétera. ¿Pero a quienes traicionaron ellos? ¿A la nación árabe? Hay que tener en cuenta que el nacionalismo árabe y en particular el nacionalismo palestino no era un punto focal de identidad antes de 1948[5]. Los árabes en general (sean estos musulmanes, cristianos o drusos) se identificaban más con ideas como religión, familia, pueblo y región. Animado por unas rencillas tribales y familiares, Sultan al-Atrash emplea la idea de un nacionalismo sirio para oponerse a Francia (en efecto, en sus discursos de los años 20 al-Atrash le saca mucho jugo al concepto de “Nación Siria”), pero años después conspira con el rey Abdallah para incorporar parte del territorio sirio (el Jabal al-Duruz) al Emirato de Transjordania. ¿Qué clase de nacionalismo es este? ¿Trocó al-Atrash el nacionalismo sirio por un nacionalismo druso basado en la religión? Con seguridad al-Atrash no hubiese podido dar una definición clara de nacionalismo ni actuaba bajo el influjo embriagador de un sentimiento nacionalista. Pero el hecho de no tener una noción muy clara acerca del nacionalismo no fue óbice para que al-Atrash explotara en exceso esta idea y la agregara a su discurso como una más de sus herramientas populistas.[6]

Es evidente que una de las estrategias del sionismo fue la de producir divisiones dentro de los árabes. Pero muchas de estas divisiones ya existían y no fueron generadas necesariamente por el sionismo. En determinadas ocasiones, los judíos se limitaron simplemente a profundizar dichas brechas. Como hemos visto, los drusos no apoyaron al sionismo por considerarlo el bando más fuerte, ni históricamente este precepto religioso (y evidentemente racional) ha servido siempre de guía permanente para el pueblo druso. Al final, las dos razones principales por las que los drusos colaboraron con los judíos fueron básicamente el dinero que podían obtener de las instituciones sionistas y las divisiones familiares entre su comunidad. Contrario a Parsons, se puede decir entonces que el apoyo de los drusos al sionismo no fue completamente racional. Por un lado, recibir dinero y con ello mejorar las condiciones de vida resulta ser muy racional. Por otra parte, las divisiones familiares se basaban simplemente en la envidia del vecino y en celos muy arraigados. Por supuesto, la envidia es un sentimiento natural, pero nunca una expresión racional.

[1] En la Siria de los años 1925-1926, los drusos se rebelaron contra la autoridad francesa cinco años después de que las fuerzas árabes fueran derrotadas decisivamente en Maysalun. Por lo tanto, varios oficiales franceses no podían comprender la tenaz oposición y resistencia del pueblo druso y de su líder Sultan al-Atrash. Uno de estos oficiales fue el General Andréa, quien, lleno de asombro, se dedicó a escribir todo un libro (titulado La Révolte Druze et l´insurrection de Damas (1925-1926)) con el fin de registrar sus recuerdos, sensaciones e impresiones de la guerra contra los drusos. [2] El Monte Druso​. Esta es una región elevada y volcánica en el sur de Siria. Actualmente, la mayoría de los habitantes de esta región son árabes drusos, pero también hay pequeñas comunidades de cristianos árabes. [3] Ubicado en la Baja Galilea, Nabi Shueyb es el santuario más sagrado para los drusos y lugar de peregrinación. Según la tradición drusa, en este sitio se encuentra la tumba del profeta Shueyb que corresponde al Jetró bíblico. [4] Federación General de Trabajadores de la Tierra de Israel. Es la organización de sindicatos de Israel. [5] El nacionalismo palestino fue efectivamente construido por Yasser Arafat con el pasar de las décadas. [6] Esta conducta acomodaticia, ambigua y hasta escurridiza de Sultan al-Atrash resulta ser llamativamente similar a la que años después mostró Yasser Arafat en su papel de líder del pueblo palestino.

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